A esas alturas de la caminata, Camila se preguntaba qué tan adecuado sería continuar. Caminaron cerca de una hora en lo profundo del bosque, de la mano de un guía y 5 amantes más de las cosas paranormales.
El bosque ya los estaba encerrando y el cielo se llenó de nubarrones, parecía pues que estarían en problemas si una tormenta de tales magnitudes les caía encima.
Pero el guía dijo que todo eso era normal, que eran las energías del lugar. Camila le agarró fuerte la mano a su esposo, y este le devolvió una sonrisa amistosa.
Cuando llegaron todos exclamaron un “Ahh”, sin embargo, Camila se sintió extrañada, confundida y, en el fondo, asustada.
—Les presento, los árboles que saludan —El guía extendió el brazo y agarró una hoja, realmente las hojas parecían manos humanas amontonadas unas sobre otras y el viento las movía de tal forma que parecía un saludo de la naturaleza—. Como ya saben, los lugares donde más se sufre dejan huella en sus energías. Este era el bosque del monstruo de las montañas, se decía que traía chicas aquí, las hacía correr y las cazaba como si fueran ciervos... Hasta se comenta que mató a su hijo mayor cuando este lo descubrió gracias a las escapadas de la gata de la familia…
Camila dejó de prestarle atención a lo que decía el guía. Sintió un escalofrió en la espalda y no pudo dejar de ver las hojas. Descubrió entonces, que las hojas se movían en una despedida perpetua.
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